Confesiones

miércoles, 7 de octubre de 2009
Parte VI

Los besos llevaron a las caricias y a más besos y mas caricias. Nos llevo a desnudarnos y tendernos sobre la ropa. Su cuerpo era suave y olia a una suave fragancia que no pude identificar. Sus dientes mordian mis labios suavemente con cada movimiento, sus manos se movian con delicadeza sobre mi espalda, reconociendola , besandola. Sus pechos eran fimers y aun mas suave que el resto de su cuerpo. Era tarde cuando nos tendimos agotados, tembloroso, abrazados y felices.

-Mira, la primera estrella
-Te la regalo- dije mirandola fijamente. La besé y ella sonrio.


-Estuvo bueno el paseo hoy dia- fue lo primero que nos dijo la tía cuando nos vio entrar a la casa. Intentamos parecer lo más natural posible, lo menos cansado, lo menos felices. A pesar de todo no pude dejar de sonrir sin ninguna causa aparente. En un momento cuando estabamos tomando la choca, comenze a reirme. Note que la Valentina me miraba de reojo, mientras la tia me preguntaba de que me reia. Dije algo como que me habia acordado de algo gracioso.
-Me alegro que se este acodando de esas cosas y no de otras- la miré fijamente. ¿Cuanto le habian contado mis padres?

Los dos dias que siguiern a ese primer encuentro fueron unicos. Volvimos al mismos lugar, siempre al atardecer. Nos amabamos con furia, con amor, con pasion. Valentina aprendio muy pronto los procesos del sexo. Cuando le pregunte si le importaba que ella no fuese mi primera mujer me contesto:

-No importa, casi ninguna lo es- sonrio y me beso con mas fuerza que otras veces. En esos dos dias conoci a la Valentina sin verguenzas, sin pudores, sin nada más que su personalidad. Era calida, suave, delicada pero decidida, sus abrazos eran fuertes como si temiera que saliera corriendo y no volviera nunca más a su lado.

Eñ tercr día fue diferente. Ese día hacía mucha calor y decidimos no ir a nuestro lugar. En cambios fuimos a caminar po el prado y nos tiramos en suelo. La rodee con mis brazos, la bese y le dije:
-Nunca te dejaré
-Eso no lo sabes
-Si, lo se
-¿y que vas hacer con tu ex cuando vuelvas?- la pregunta me pillo de sorpresa. Yo le habia contado toda la historia un dia, pero nunca mas volvimos a hablar de ello.
-Nada.
-Aun la quieres
-Pero te quiero mas a ti
-Pero yo me quedare aqui y tu volveras
-Volvere a visitarte apenas pueda
-¿Si te enamoras de otra? Allá en Santiago habran miles de niñas mas lindas que yo y...
-Nadie es mas linda que tu- un beso cerro esa conversacion, como un pacto, como una promesa. Sonrio y me dijo que nos fueramos a la casa, no fuese que la tia empezara sospechar.

Al llegar a la casa escuchamos que la tía hablaba con alguien. Nos miramos y supe que los dos pensabamos lo mismo, quien podria estar en la casa. Fuimos a verla y estaba conversando por telefono muy animadamente

-Pero por supuesto Eduardo, ven cuando... ¿mañana? Perfecto, te estaremos esperando. Besos, chao- apenas la tia colgo la Valentina salio corriendo hacia su habitacion. La tía me miró y me pidio que la fuera a ver. La puerta estaba abierta asi que pase y me sente al borde de la cama donde la Valentina estaba llorando boca abajo y con una almohada. Con delicadeza le saque la almohada, la di vuelta y la abrace muy fuerte, sin tener la menor idea del por que de su estado. Le tome la cara, me acerque a ella y le pregunte que que pasaba. Ella solo me miraba, sollozando.
-¿Qué pasa Valentina? Sabes que puedes confiar en mí
-Ese... esa persona que estaba hablando con mi tía...- los sollozos le impedian seguir, asi que espere pacientemente a pesar de que me moria por saber que mierda pasaba- es hermano... de mi tia.
-Y... por eso te pones así- ella menio la cabeza, abrio la boca lentamente, como eligiendo cuidadosamente las palabras que iba a pronunciar.
-Ese tio... abusa de mi.

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