Huida

lunes, 16 de junio de 2008
Parte III


-Chuuuuta compadre… que mala. Es que se paso la mina, nunca creí que sería tan vaca como para cagarte. La dura debe ser penca que te caguen y más cuando llevai tanto tiempo.

Mire a Gabriel con cara de que acababa de hacer un descubrimiento. Era obvio que era penca, era obvio que me dolía, era obvio que no quería seguir escuchando.

Gabriel era mi mejor amigo, lo conocía desde que éramos unos pendejos, su mamá se hizo intima de la mía y pasábamos fin de semanas juntos en la playa o en la casa de la tía de Gabriel, que quedaba en Curico. Nuestros viejos jugaban fútbol cerca de la casa en un club amateur. No eran malos, pero siempre eran terceros. Gabriel tiene una hermana mayor, la Paula, es simpática y a veces salimos a carretear con ella. Cuando éramos chicos y yo me iba a quedar a la casa del Gabriel, ella se metía a la pieza donde dormíamos y nos contaba extraños cuentos que nunca fueron de terror, pero eran tan complejos de entender a esa edad que nos moríamos de miedo. Cuando crecimos nos empezaron a aburrir hasta que un día no entro más a contarnos cuentos. Hace muy poco nos dimos cuenta con el Gabriel que las historias que nos contaba la Pau eran noticias que escuchaba o leía y nos las contaba en forma de cuento. Creo que por eso nosotros no crecimos con el miedo a las calles, a que nos iba a asaltar, o matar, porque estábamos acostumbrado a la realidad.

Tal vez por todas estas cosas se me hacía tan fácil hablar con Gabriel de cosas que con otras personas me costaría demasiado. No era un buen consejero, pero si era un buen oyente y en ese día necesitaba que me oyeran.

-¿Y qué pensai hacer?

- No lo sé. El otro día salí a caminar y cada cosa que veía me recordaba a ella y cuando volví al departamento seguía pensando en ella y no pare hasta el otro día. Fue algo horrible, nunca me había sentido así. Me gustaría irme lejos de aquí, escapara.

-¿Y por que no te vas por un tiempo a la casa de tu tía?… esa la que vive en Valdivia.- Nuevamente me quede mirando a Gabriel con cara de que había descubierto algo, pero la diferencia es que esta vez si lo había hecho.

Esa misma noche hable con mis viejos y les propuse irme por un tiempo. Sabía que no me dirían que no. El único problema fue el tiempo: el tiempo que me quedaría y el día en que partiría. Yo estaba ansioso por escapara, alejarme de la ciudad, de los recuerdo. Necesitaba distraerme, tal vez sacar fotos, no ver a nadie conocido, no sentir que estaba cerca de la Fran, pero que no podía acercarme a ella. Mi vieja insistía que me fuera por un mes, mi viejo que me tomara todo el tiempo que necesitara. Estuvimos cerca de una hora conversando intentando convencer a mi vieja… hasta que cedió, no tenía fecha de retorno, pero tenía que ser antes de que entrara a la U. Estábamos a finales de diciembre

Y las clases comenzaban en marzo, tenía cerca de dos meses para intentar superarlo, o por lo menos distraerme. Luego de que mi vieja cediera tuvimos por lo menos media hora más para ver el asunto. Yo quería que llamaran a mi tía al tiro, pero mi viejo comenzó con las formalidades de la hora bla bla bla, y ni si quiera era tan tarde. Pero mi vieja me apoyo de pura picada y le empezó a decir que claro, el me daba el apoyo para superarlo, que el creía que era un hombre de mente abierta pero tampoco se quería separar de mi, que era igual que ella, que no tenía ningún derecho de criticarla. Al final mi viejo aburrido de escucharla tomó el teléfono y llamó a la tía para decirle que mañana partiría hacia Valdivia.

Desperté temprano para poder hacer las maletas cuanto antes. Por primera vez en semanas tenía algo más en mi cabeza que la ruptura con la Fran. Cerca de las doce llamé al Gabriel para despedirme y darles las gracias por su brillante idea. Le dije que le traería algo del sur y que a la vuelta haríamos algún carrete. Apenas colgué el teléfono sonó.

-Aló

-¿Miguel?- me quedé congelado al escuchar mi nombre de nuevo en la voz de la Francisca. No había vuelto a saber nada de ella desde que me patio.

-¿Qué querí?-conteste fríamente

-Quería ver si nos podíamos juntar a la tarde para conversar las cosas, necesito aclararla las cosas.

-Me voy al sur

-¡Qué!

-Eso, que me voy a Valdivia.

-¿Para siempre?

-No lo sé.

-Pero, pero… no…

-¿Sabís que? Estoy super ocupado arreglando las maletas. Chao

Nunca me había costado tanto cortar el teléfono. Seguí sonando, así que lo descolgué. Intenté concentrarme en hacer las maletas, peor me era imposible. Espere que se me pasara la rabia y los nervios de escuchar su voz.

Cerca de las dos tenía todo listo. Llamé a mi vieja y luego a mi viejo para despedirme. Me habían pasado cerca de cien lucas más la plata del pasaje. Salí cargadísimo del departamento sin mirar atrás, tomé la micro y me bajé en el terminal. Compré el pasaje si mirar el precio, me daba lo mismo que línea, quería cuanto antes estar sentado en el bus rumbo al sur.

2 comentarios:

Carolina Melo dijo...

ia puuuu!!!....mas mas!!!
ls fans numero uno quiere la continuacioooon!!!


TeAmo!

Carolina Melo dijo...

OOOOTRA OOOOTRA!

iaa po!!
y las siguientes partessss!!!

LO EXIJO!

XD!
Teodoro!!!

jajaja