Parte VII
Gracias a las aprensiones de la tia pase la semana siguiente en la casa sin poder salir a disfrutar del sur. Me cuidaba con yerbas y mengunjes que yo creo que solo ella conocia, pero tan efectivos que a los dos dias ya estaba bastante bien. Pero me "suguirio" que me quedara en la casa descansando. Me dijo que un me quedaban algunas semanas.
Decidimos con la Valentina contarle a la tia que estabamos juntos. En un principio nos miro de una manera extraña, pero al entender que de verdad nos queriamos nos sonrio y dijo que no habia ningun problema mientra no nos fueramos a meter a las piezas del otro. Nosotros prometimos que eso no iba a pasar. ¿Para que si teniamos nuestro lugar en el bosque?
Cada dia que pasaba me iba enamorando mas de la Valentina. Despues de la pelea me cuido aun mas que mi tia, me acurrucaba en su pecho y podia escuchar su corazon y sentir esa deliciosa fragancia suya. Me besaba las heridas con suavidad. Cuando sane hicimos el amor con mas pasion y con mas cariño que las primeras veces. A pesar de esto sabia que nuestro tiempo se iba acabando, mi paraiso se iba desvaneciendo de a poco cada vez que el reloj movia una de sus manecillas. Intente no pensar en estas cosas, pero unos dias antes no pude más y explote. Estabamos en nuestro lugar, despues de hacer el amor, semi desnudos, sintiendo la brisa entre nuestros cuerpos
-No me quiero ir, no quiero volver
-Entonces quedate
-No puedo
-¿Por que?- ¿como decirle que no estaba preparado para dejar todo por ella? me miró a los ojos. No dije nada pero ella lo supo, vi en sus ojos que lo sabia.
-¿Volveras?
-Sí- era sincero al decircelo, pero no sabia cuando. Queria que fuera lo antes posible, pro no sabria si podria, si me olvidaria de ella tal y como lo estaba haciendo con la Fran
-Entonces te esperare.
-¿Cuanto?
-¿Cuanto te vas a demorar?- no pude evitar sonreir, pero mi corazon se entristecia pensando otras cosas
- Y si aparece alguien que te guste mas que yo y...
-Nadie me va a gustar mas que tu. Te amo- esa fue la primera vez que uno de los dos decia te amo. Lo habiamos dicho con caricias, con besos, haciendo el amor, pero no con palabras. Solo atine a decirle:
-Te amo y lo hare siempre.
Durante los dos ultimos dias dejamos de hacr el amor ne aquel lugar y nos dedicamos a pasear cerca de la casa. Esos dias el clima nos acompaño y el sol brillaba en aquel diafano cielo sureño. Conversabamos de como iban a ser nuestros hijos, de sus nombres, de donde nos casariamo, a que edad, soñabamos con el futuro. Le pregunte que iba hacer ahora que salia del liceo y me dijo que aun no tenia claro, que probablemente se iria a trabajar para ayudar a su tia. Me dijo que le gustaba la fotografia a pesar de que muy pocas veces habia tenido una camara en su mano. Tome nota mental sobre eso, para juntar dinero y comprarle una camara para que empezara a practicar. Le dije que juntara dinero y que estudiara fotografia. Me quedo mirando y me beso los labios tiernamente. Sin separarlos me dijo:
-Tontito, ya lo habia pensando. No soy tan huasa.
Era un martes cuando tome el bus. Estaba nublado, igual que el dia en que habia llegado. La tia y la Vale me habia ido a dejar al terminal. Fue reaelmente triste, tanto como cuando pise por primera vez ese terminal hacia unos meses atrás. Claro que las razones ahora eran distintas. Eran las diez de la mañana cuando el bus partio. Me despedi de aquellas dos mujeres prometiendome que volveria lo antes posible, que irian cerrando los ciclos en mi vida en Santiago para vivir en el sur con la tranquilidad que el sur exige. A las diez y media mi celular sonó. Vi en la pantalla el numero de la Fran.
-¿Alo?
-Miguel, soy yo la Fran
-Dime
-Se que llegas hoy y queria ver si...- le corte y apague el celular. No con resentimiento, no con rabia, sino con la firme decision de que me alejaria lo mas posible de ella. Mire por la ventana y vi el verde paisaje mientras pensaba que marca seria mejor para comprarle la camara fotografica.
Enfrentamiento
-Es que yo mato a ese huebon
-!NO!
-¿Pero tu tia sabe?
-No, nunca quize decirle
-¿Pero por que?- cada vez estaba más furioso y entendia menos aquel mundo en el que me habia sentido tan comodo solo unas horas antes.
-Por miedo, temor a que no me creyeran. Ese hombre siempre me amenazó y aunle tengo miedo.
-¿Como?... de verdad no entiendo.
-No lo recuerdo bien. Desde que murio mi mama, yo me he criado con mi tía. Ella nunca se caso y nunca tuvo hijos. Siempre quizo mucho a mi madre, y en general a todos sus hermanos. El Eduardo venia una vez al mes a visitar a mi tia y siempre se quedaba uno o dos dias. Cuando mi tia tenia que ir a la ciudad el me pedia que le ayudara a llevar algunas cosas atrás de la casa, donde guardamo la leña y otras cosas. Me sentaba en sus miernas y me tocaba entera. Siempre me decia que era un juego, un secreto, que nadie tenia que saberlo y si llegaba a decircelo a alguien me iba a arrepentir. Yo le tenia mucho miedo y asco, pero jamás me atrevi a decircelo a mi tia. De a poco comenzó a venir menos y cada vez era menos frecuente que me llevara para atras. Pero la ultima vez que vino fue el año pasado y...- No pudo seguir. Sus ojos se llenaron de lagrimas y se escondio en mis brazos. Habia una duda que me carcomia la mente. Sabia que era el peor momento para preguntar algo asi, pero no pude evitarlo.
-Tu y tu tio... alguna vez se...
-No, solo me tocaba. Nunca me hizo el amor- a pesar de la respuesta mi rabia no habia disminuido.
-¿Se puede?- la voz de la tía quebró ese momento de una manera brutal. Mi cara estaba totalmente descompuesta y la Valentina se secaba los ojos rapidamente. La tía se acerco hacia ella y le pregunto que le pasaba. Me sorprendio lo rapido que le mintio y lo bien que lo habia hecho. Le dijo que se habia emocionado porque iba a venir su tio preferido. Al escuchar esas palabras no pude evitar mirarla, pero ella no me miro. Sali de la habitacion de la Valentina y me dirigui a la mia, pensando en que mierda iba a hacer.
Escuche llegar al tio eduardo cerca de las ocho. Su vieja camioneta hacia mucho ruido y me desperte sobresaltado, ya que toda la noche habia tenido pesadillas. Somnolientos aguidice el oido y escuche a mi tia bajar a recibirlo. Sonaba feliz, el engaño de no saber la verdad.. Escuche que lo invitaba a entrar, le sirvio mate, tomaron junto y rieron. Cerca de las nueves la Valentina bajo hacia el living y saludo a mi tia y a su tio. Mi tia dijo que tenia que ir hacer unas compras e invito a su hermano a que la acompañara a la ciudad. El se nego diciendo que estaba cansado y preferia quedarse en la casa desacansando. Escuchar esto me produjo un dolor en el estomago.
-Tia, si quiere yo la acompaño- la voz de la valentina sono casi como una suplica, pero la tia no reconocio el tono y le dijo que no, que tenia que quedarse para atender a su tio. Escuche cerrar la puerta, el motor del auto de mi tia encenderse y desaparecer. Escuche un tazon que se quebraba, la voz apagado del hermano de mi tia y el sollozo de la Valentina. Espere apretando los dientes, tanto que llegaron a dolerme; escuche la puerta cerrarce y me levante, me puse los primneros jeans que encontre, las zapatillas, una poklera y baje. Sali de la casa cerrando la puerta con cuidado detras de mi. Me encamine hacia atras de la casa, donde guardaban los leños. No era tan grande como la casa, pero mucho mas que una sola habitacion. Adentro se escuchaban las voces muy despacio. Asome la cabeza y vi la escena. El hermano de mi tia estaba de espalda a mi. Era bastante alto, mas de lo que me habia imaginado. Era gordo y estaba vestido con una camisa a cuadro y unos pantalones de tela. La Valentina estaba al frente de el, resistiendose a sus manoseos. Cuando la mano de ese hombre toco uno de sus pechos me abalance hacia adelante, dejandome ver
-!Dejala!- el debio pensar que estaban solos y la Valentina penso que debia estar durmiendo, porque los dos pusieron cara de sorpresa al verme. El tipo parecio horrorizado cuando me acerque a el. Nunca he sido muy habil, nunca me habia trnzado a combos con otro hombre y menos con alguien de su contextura. Supongo que fueron mis nervios o mi flata de experiencia pero al avanzar tropece con uno de los leños y cai boca abajo, justo al frente de sus pies, esos mismo pies que me golpearon la cara, el estomago, el pecho, que me pistearon las manos. Valentina intento ayudarme, avalanzandoce contra el, pero su tio la rechazo con un brazo y la empujo haciendola caer. A pesar de esto él se distrajo y pude tomar su tbillo y jalarlo hasta hacerlo caer. Me incorpore rapidamente y comence a golpearlo con los puños en la cara y a pesar de que intentaba cubricer con los brazos vi como de su pabio comenzaba a salir un hilito rojo. Tome uno de sus brazos se lo torci con tal fuerza que lo hizo gemir de dolor. Aun sosteniendole el brazo le coloque un pie sobre el hombro. Lo mire fijamente y le dije:
-Eres un hijo de puta- y jale el brazo con las dos manos, mantendiendo el pie en el hombro. Junto con el crujido del brazo Eduaro grito de dolor de una manera patetica. Vi aquel hombre de casi sesenta años retorciendose de dolor pidiendo una ambulancia, ayuda, algo. Me dirigui hacia la Valentina que aun estaba en el suelo y la ayude a levantarce.
-Todo termino- estaba agotado, adolorido, pero la adrenalina aun corria por mis venas.
-Pero y mi tia, como le vamos a decir ...
-No te preocupes, le diremos los dos- las piernas me temblaban asi que me apoye en ella para salir de ese lugar. Eduardo se segui retorciendo en el suelo, mordiendose los labios y lanzando pequeños gritos de vez en cuando. Lo dejamos ahi, tirado en el suelo. No fuimos a la casa y me sente en uno de los sillones a desansar. La Valentina se sento a mi lado y los dos empezamos a llorar.
Media hora despues llego la tia. Al verme con un ojo hinchado, el labio amorotonado y aun sangrando, se llevo una mano a la boca. Se acerco lo mas rapido que pudo preguntando que habia pasado. Mire a la Valentina y ella asintio. Comenze a contarle lo que la Valentina no se habia atrevido contar en todos estos años. Cuando termine de contarle miro a la Valentina y dijo:
-¿Es verdad todo esto?- timidamente asintio y la tia se puso a llorar, abrazo a su nieta. De pronto nos miro con los ojos muy abiertos y nos pregunto donde estaba él. Le dijimos que lo habiamos dejado atras. Se incorporo y salio lo mas aprisa que pudo. Intente levantarme por mis medios pero no pude, asi que la Valentina me ayudo. Seguimos a la tía y vimos como le pegaba con todas sus fuerzas [que no eran pocas] a su hermano con un leño mientras le gritaba que era un cerdo y que no queria verlo más. A leñazos lo hizo entrar en su camioneta y como pudo la hizo partir y desaparecio por el camino. Miré con un ojo a Valentina, ya que con el otro no podia ver a causa de la hinchazon y le dije:
-¿Ves? te dije que esto habia terminado.
-!NO!
-¿Pero tu tia sabe?
-No, nunca quize decirle
-¿Pero por que?- cada vez estaba más furioso y entendia menos aquel mundo en el que me habia sentido tan comodo solo unas horas antes.
-Por miedo, temor a que no me creyeran. Ese hombre siempre me amenazó y aunle tengo miedo.
-¿Como?... de verdad no entiendo.
-No lo recuerdo bien. Desde que murio mi mama, yo me he criado con mi tía. Ella nunca se caso y nunca tuvo hijos. Siempre quizo mucho a mi madre, y en general a todos sus hermanos. El Eduardo venia una vez al mes a visitar a mi tia y siempre se quedaba uno o dos dias. Cuando mi tia tenia que ir a la ciudad el me pedia que le ayudara a llevar algunas cosas atrás de la casa, donde guardamo la leña y otras cosas. Me sentaba en sus miernas y me tocaba entera. Siempre me decia que era un juego, un secreto, que nadie tenia que saberlo y si llegaba a decircelo a alguien me iba a arrepentir. Yo le tenia mucho miedo y asco, pero jamás me atrevi a decircelo a mi tia. De a poco comenzó a venir menos y cada vez era menos frecuente que me llevara para atras. Pero la ultima vez que vino fue el año pasado y...- No pudo seguir. Sus ojos se llenaron de lagrimas y se escondio en mis brazos. Habia una duda que me carcomia la mente. Sabia que era el peor momento para preguntar algo asi, pero no pude evitarlo.
-Tu y tu tio... alguna vez se...
-No, solo me tocaba. Nunca me hizo el amor- a pesar de la respuesta mi rabia no habia disminuido.
-¿Se puede?- la voz de la tía quebró ese momento de una manera brutal. Mi cara estaba totalmente descompuesta y la Valentina se secaba los ojos rapidamente. La tía se acerco hacia ella y le pregunto que le pasaba. Me sorprendio lo rapido que le mintio y lo bien que lo habia hecho. Le dijo que se habia emocionado porque iba a venir su tio preferido. Al escuchar esas palabras no pude evitar mirarla, pero ella no me miro. Sali de la habitacion de la Valentina y me dirigui a la mia, pensando en que mierda iba a hacer.
Escuche llegar al tio eduardo cerca de las ocho. Su vieja camioneta hacia mucho ruido y me desperte sobresaltado, ya que toda la noche habia tenido pesadillas. Somnolientos aguidice el oido y escuche a mi tia bajar a recibirlo. Sonaba feliz, el engaño de no saber la verdad.. Escuche que lo invitaba a entrar, le sirvio mate, tomaron junto y rieron. Cerca de las nueves la Valentina bajo hacia el living y saludo a mi tia y a su tio. Mi tia dijo que tenia que ir hacer unas compras e invito a su hermano a que la acompañara a la ciudad. El se nego diciendo que estaba cansado y preferia quedarse en la casa desacansando. Escuchar esto me produjo un dolor en el estomago.
-Tia, si quiere yo la acompaño- la voz de la valentina sono casi como una suplica, pero la tia no reconocio el tono y le dijo que no, que tenia que quedarse para atender a su tio. Escuche cerrar la puerta, el motor del auto de mi tia encenderse y desaparecer. Escuche un tazon que se quebraba, la voz apagado del hermano de mi tia y el sollozo de la Valentina. Espere apretando los dientes, tanto que llegaron a dolerme; escuche la puerta cerrarce y me levante, me puse los primneros jeans que encontre, las zapatillas, una poklera y baje. Sali de la casa cerrando la puerta con cuidado detras de mi. Me encamine hacia atras de la casa, donde guardaban los leños. No era tan grande como la casa, pero mucho mas que una sola habitacion. Adentro se escuchaban las voces muy despacio. Asome la cabeza y vi la escena. El hermano de mi tia estaba de espalda a mi. Era bastante alto, mas de lo que me habia imaginado. Era gordo y estaba vestido con una camisa a cuadro y unos pantalones de tela. La Valentina estaba al frente de el, resistiendose a sus manoseos. Cuando la mano de ese hombre toco uno de sus pechos me abalance hacia adelante, dejandome ver
-!Dejala!- el debio pensar que estaban solos y la Valentina penso que debia estar durmiendo, porque los dos pusieron cara de sorpresa al verme. El tipo parecio horrorizado cuando me acerque a el. Nunca he sido muy habil, nunca me habia trnzado a combos con otro hombre y menos con alguien de su contextura. Supongo que fueron mis nervios o mi flata de experiencia pero al avanzar tropece con uno de los leños y cai boca abajo, justo al frente de sus pies, esos mismo pies que me golpearon la cara, el estomago, el pecho, que me pistearon las manos. Valentina intento ayudarme, avalanzandoce contra el, pero su tio la rechazo con un brazo y la empujo haciendola caer. A pesar de esto él se distrajo y pude tomar su tbillo y jalarlo hasta hacerlo caer. Me incorpore rapidamente y comence a golpearlo con los puños en la cara y a pesar de que intentaba cubricer con los brazos vi como de su pabio comenzaba a salir un hilito rojo. Tome uno de sus brazos se lo torci con tal fuerza que lo hizo gemir de dolor. Aun sosteniendole el brazo le coloque un pie sobre el hombro. Lo mire fijamente y le dije:
-Eres un hijo de puta- y jale el brazo con las dos manos, mantendiendo el pie en el hombro. Junto con el crujido del brazo Eduaro grito de dolor de una manera patetica. Vi aquel hombre de casi sesenta años retorciendose de dolor pidiendo una ambulancia, ayuda, algo. Me dirigui hacia la Valentina que aun estaba en el suelo y la ayude a levantarce.
-Todo termino- estaba agotado, adolorido, pero la adrenalina aun corria por mis venas.
-Pero y mi tia, como le vamos a decir ...
-No te preocupes, le diremos los dos- las piernas me temblaban asi que me apoye en ella para salir de ese lugar. Eduardo se segui retorciendo en el suelo, mordiendose los labios y lanzando pequeños gritos de vez en cuando. Lo dejamos ahi, tirado en el suelo. No fuimos a la casa y me sente en uno de los sillones a desansar. La Valentina se sento a mi lado y los dos empezamos a llorar.
Media hora despues llego la tia. Al verme con un ojo hinchado, el labio amorotonado y aun sangrando, se llevo una mano a la boca. Se acerco lo mas rapido que pudo preguntando que habia pasado. Mire a la Valentina y ella asintio. Comenze a contarle lo que la Valentina no se habia atrevido contar en todos estos años. Cuando termine de contarle miro a la Valentina y dijo:
-¿Es verdad todo esto?- timidamente asintio y la tia se puso a llorar, abrazo a su nieta. De pronto nos miro con los ojos muy abiertos y nos pregunto donde estaba él. Le dijimos que lo habiamos dejado atras. Se incorporo y salio lo mas aprisa que pudo. Intente levantarme por mis medios pero no pude, asi que la Valentina me ayudo. Seguimos a la tía y vimos como le pegaba con todas sus fuerzas [que no eran pocas] a su hermano con un leño mientras le gritaba que era un cerdo y que no queria verlo más. A leñazos lo hizo entrar en su camioneta y como pudo la hizo partir y desaparecio por el camino. Miré con un ojo a Valentina, ya que con el otro no podia ver a causa de la hinchazon y le dije:
-¿Ves? te dije que esto habia terminado.
Confesiones
Parte VI
Los besos llevaron a las caricias y a más besos y mas caricias. Nos llevo a desnudarnos y tendernos sobre la ropa. Su cuerpo era suave y olia a una suave fragancia que no pude identificar. Sus dientes mordian mis labios suavemente con cada movimiento, sus manos se movian con delicadeza sobre mi espalda, reconociendola , besandola. Sus pechos eran fimers y aun mas suave que el resto de su cuerpo. Era tarde cuando nos tendimos agotados, tembloroso, abrazados y felices.
-Mira, la primera estrella
-Te la regalo- dije mirandola fijamente. La besé y ella sonrio.
-Estuvo bueno el paseo hoy dia- fue lo primero que nos dijo la tía cuando nos vio entrar a la casa. Intentamos parecer lo más natural posible, lo menos cansado, lo menos felices. A pesar de todo no pude dejar de sonrir sin ninguna causa aparente. En un momento cuando estabamos tomando la choca, comenze a reirme. Note que la Valentina me miraba de reojo, mientras la tia me preguntaba de que me reia. Dije algo como que me habia acordado de algo gracioso.
-Me alegro que se este acodando de esas cosas y no de otras- la miré fijamente. ¿Cuanto le habian contado mis padres?
Los dos dias que siguiern a ese primer encuentro fueron unicos. Volvimos al mismos lugar, siempre al atardecer. Nos amabamos con furia, con amor, con pasion. Valentina aprendio muy pronto los procesos del sexo. Cuando le pregunte si le importaba que ella no fuese mi primera mujer me contesto:
-No importa, casi ninguna lo es- sonrio y me beso con mas fuerza que otras veces. En esos dos dias conoci a la Valentina sin verguenzas, sin pudores, sin nada más que su personalidad. Era calida, suave, delicada pero decidida, sus abrazos eran fuertes como si temiera que saliera corriendo y no volviera nunca más a su lado.
Eñ tercr día fue diferente. Ese día hacía mucha calor y decidimos no ir a nuestro lugar. En cambios fuimos a caminar po el prado y nos tiramos en suelo. La rodee con mis brazos, la bese y le dije:
-Nunca te dejaré
-Eso no lo sabes
-Si, lo se
-¿y que vas hacer con tu ex cuando vuelvas?- la pregunta me pillo de sorpresa. Yo le habia contado toda la historia un dia, pero nunca mas volvimos a hablar de ello.
-Nada.
-Aun la quieres
-Pero te quiero mas a ti
-Pero yo me quedare aqui y tu volveras
-Volvere a visitarte apenas pueda
-¿Si te enamoras de otra? Allá en Santiago habran miles de niñas mas lindas que yo y...
-Nadie es mas linda que tu- un beso cerro esa conversacion, como un pacto, como una promesa. Sonrio y me dijo que nos fueramos a la casa, no fuese que la tia empezara sospechar.
Al llegar a la casa escuchamos que la tía hablaba con alguien. Nos miramos y supe que los dos pensabamos lo mismo, quien podria estar en la casa. Fuimos a verla y estaba conversando por telefono muy animadamente
-Pero por supuesto Eduardo, ven cuando... ¿mañana? Perfecto, te estaremos esperando. Besos, chao- apenas la tia colgo la Valentina salio corriendo hacia su habitacion. La tía me miró y me pidio que la fuera a ver. La puerta estaba abierta asi que pase y me sente al borde de la cama donde la Valentina estaba llorando boca abajo y con una almohada. Con delicadeza le saque la almohada, la di vuelta y la abrace muy fuerte, sin tener la menor idea del por que de su estado. Le tome la cara, me acerque a ella y le pregunte que que pasaba. Ella solo me miraba, sollozando.
-¿Qué pasa Valentina? Sabes que puedes confiar en mí
-Ese... esa persona que estaba hablando con mi tía...- los sollozos le impedian seguir, asi que espere pacientemente a pesar de que me moria por saber que mierda pasaba- es hermano... de mi tia.
-Y... por eso te pones así- ella menio la cabeza, abrio la boca lentamente, como eligiendo cuidadosamente las palabras que iba a pronunciar.
-Ese tio... abusa de mi.
Los besos llevaron a las caricias y a más besos y mas caricias. Nos llevo a desnudarnos y tendernos sobre la ropa. Su cuerpo era suave y olia a una suave fragancia que no pude identificar. Sus dientes mordian mis labios suavemente con cada movimiento, sus manos se movian con delicadeza sobre mi espalda, reconociendola , besandola. Sus pechos eran fimers y aun mas suave que el resto de su cuerpo. Era tarde cuando nos tendimos agotados, tembloroso, abrazados y felices.
-Mira, la primera estrella
-Te la regalo- dije mirandola fijamente. La besé y ella sonrio.
-Estuvo bueno el paseo hoy dia- fue lo primero que nos dijo la tía cuando nos vio entrar a la casa. Intentamos parecer lo más natural posible, lo menos cansado, lo menos felices. A pesar de todo no pude dejar de sonrir sin ninguna causa aparente. En un momento cuando estabamos tomando la choca, comenze a reirme. Note que la Valentina me miraba de reojo, mientras la tia me preguntaba de que me reia. Dije algo como que me habia acordado de algo gracioso.
-Me alegro que se este acodando de esas cosas y no de otras- la miré fijamente. ¿Cuanto le habian contado mis padres?
Los dos dias que siguiern a ese primer encuentro fueron unicos. Volvimos al mismos lugar, siempre al atardecer. Nos amabamos con furia, con amor, con pasion. Valentina aprendio muy pronto los procesos del sexo. Cuando le pregunte si le importaba que ella no fuese mi primera mujer me contesto:
-No importa, casi ninguna lo es- sonrio y me beso con mas fuerza que otras veces. En esos dos dias conoci a la Valentina sin verguenzas, sin pudores, sin nada más que su personalidad. Era calida, suave, delicada pero decidida, sus abrazos eran fuertes como si temiera que saliera corriendo y no volviera nunca más a su lado.
Eñ tercr día fue diferente. Ese día hacía mucha calor y decidimos no ir a nuestro lugar. En cambios fuimos a caminar po el prado y nos tiramos en suelo. La rodee con mis brazos, la bese y le dije:
-Nunca te dejaré
-Eso no lo sabes
-Si, lo se
-¿y que vas hacer con tu ex cuando vuelvas?- la pregunta me pillo de sorpresa. Yo le habia contado toda la historia un dia, pero nunca mas volvimos a hablar de ello.
-Nada.
-Aun la quieres
-Pero te quiero mas a ti
-Pero yo me quedare aqui y tu volveras
-Volvere a visitarte apenas pueda
-¿Si te enamoras de otra? Allá en Santiago habran miles de niñas mas lindas que yo y...
-Nadie es mas linda que tu- un beso cerro esa conversacion, como un pacto, como una promesa. Sonrio y me dijo que nos fueramos a la casa, no fuese que la tia empezara sospechar.
Al llegar a la casa escuchamos que la tía hablaba con alguien. Nos miramos y supe que los dos pensabamos lo mismo, quien podria estar en la casa. Fuimos a verla y estaba conversando por telefono muy animadamente
-Pero por supuesto Eduardo, ven cuando... ¿mañana? Perfecto, te estaremos esperando. Besos, chao- apenas la tia colgo la Valentina salio corriendo hacia su habitacion. La tía me miró y me pidio que la fuera a ver. La puerta estaba abierta asi que pase y me sente al borde de la cama donde la Valentina estaba llorando boca abajo y con una almohada. Con delicadeza le saque la almohada, la di vuelta y la abrace muy fuerte, sin tener la menor idea del por que de su estado. Le tome la cara, me acerque a ella y le pregunte que que pasaba. Ella solo me miraba, sollozando.
-¿Qué pasa Valentina? Sabes que puedes confiar en mí
-Ese... esa persona que estaba hablando con mi tía...- los sollozos le impedian seguir, asi que espere pacientemente a pesar de que me moria por saber que mierda pasaba- es hermano... de mi tia.
-Y... por eso te pones así- ella menio la cabeza, abrio la boca lentamente, como eligiendo cuidadosamente las palabras que iba a pronunciar.
-Ese tio... abusa de mi.
Preguntas
lunes, 6 de abril de 2009
Parte V
Las siguientes dos semanas fueron... especiales. Me levantaba cerca de las 7 de la mañana, no porque no estuviera cansado o no tuviera sueño, si no porque queria aprovechar cada momento en ese lugar. Bajaba y me preparaba un café. Me arropaba en el sillon y escuchaba la lluvia o el viento. A las ocho en punto mí tía bajaba a preparar el desayuno. Cinco minutos despues aparecía en el living la Valentina envuelta en una bata un poco avejentada. Los primeros días intente ayudar para hacer el desayuno, pero las dos me hecharon de la cocina. "Costumbre de campo" pensé. A las ocho y media estabamos sentados tomando un cafe con leche [mi tía tomaba mate],pan amasado con mantequilla y mermelada. A las nueve, luego de conversar un poco mi tía se levantaba, la Valentina la seguía a la cocina con las tazas y los platos. A las nueve un cuarto mi tía empezaba a limpiar, barrer, lavar y cocinar. Los primeros días la Valentina ayudaba a su tía con los quehaceres de forma normal. Pero un día mi tía le dijo que me hiciera compañía, que ella estaba vieja pero que no era inutil. Así que desde ese momento, todos los días, lloviera o no saliamos a caminar por el bosque o por las praderas del terreno de mi tía. Nos sentabamos a conversar. Yo le contaba como era Santiago, lo grande que eran algunos edificios y la cantidad de gente que habia. Ella no lograba imaginarselos, todos apretados, enojados, enfermos a causa del smog. Ella prefería vivir ahí, en el campo, tranquila sin que nadie la molestara, ni la empujara. Realmente yo tambien prefería eso.
Durante esas conversaciones que frecuentemente se alargaban durante horas, logre conocer un poco más de la Valentina. Había nacido Valdivia y jamás había ido a otra ciudad, ni tampoco le interesaba. Desde la muerte de su madre quedó a cargo de su abuela. Su padre nunca la reconocio ni se hizo cargo de ella. Iba a estudiar a un liceo que quedaba en la ciudad, su tía se lo pagaba con el dinero de la jubilacion, pero la Valentina trabajaba en local de un tío que quedaba en la ciudad durante las vacaciones y con este dinero ayudaba a su tía. Yo la observaba hablar, con sus cabellos sueltos, con sus ojos perdidos intentanto recordar algunas cosas para contarme.
-¿Por qué me miras tanto?
-Porque eres linda- ella solo sonreía y seguía hablando. Sentada, apoyada contra un árbol, caminando, sentada en la mesa almorzando, sentada frente a la ventana, acostada en su cama, de cualquier forma ella era preciosa y cada día que pasaba sentía que esto iba en aumento, que esta sencacion de en contrarla hermosa aumentaba, iba sintiendo que la quería. ¿Pero como era posible? Acababa de conocerla. De hecho, aun no la conocía tanto. Teníamos algunas cosas en común, otras no, nada muy diferente con el resto de las personas. Con la Fran era diferente, nos gustaban los mismo grupos, las mismas comidas, los mismos lugares. Pero con la Vale no era así. De hecho me molestaba tener que explicarle algunas cosas. Lo unico en comun que teniamos era la edad y el dia en que habíamos nacido. Ella un 26 de abril yo un 26 de septiembre. Pero a pesar de todo me gustaba. Su risa, su manera de mirar, de mirarme, de abrazarme, de besarme en la mejilla, de decirme buenas noches... ¿acaso el gustaba tambien a ella? y si así era ¿por qué? no me encontraba nada muy especial. ¿o acaso ella era así con todos? No, la tía había dicho que ella era vergonzosa. Enronces si sentía algo por mi. Pero ¿qué cosa? ¿le atraía? ¿le gustaba? ¿o simplemente le caía bien? Mi cabeza iba a mil por hora. Estuve días pensando, dandole vuelta al asunto ¿le pregunto? o ¿mejor me callo? No sabía como iba a reaccionar.
Un día, un viernes, fuimos a caminar como de costumbre. Fuimos al bosque, creo que ella quería ir allá. Hacía frío; ella iba con una falda escocesa muy linda, me gustaba mucho, con un chaleco verde y una bufanda del mismo color. Ibamos de la mano. Eso tambien me confundia. Siempre me tomaba de la mano. ¿Era normal para ella hacer eso con sus "primos"? Nos sentamos en un árbol, nuestro árbol. Ninguno de los dos dijo algo. El viento soplaba, sus mejillas estaba rojas, mi nariz tambien. La imagen de la Fran se me vino a la cabeza, la odie por aparecer en ese momento, en un momento en que no estaba invitada, en un momento en que no era de ella. No había pensando en ella en días y justo ahora, justo ahora que sentía que sentarse en ese arbol ese día a esa hora era diferente.
-¿Te pasa algo?- me pregunto de golpe. Mi mente no trabajo mucho la respuesta, no penso en lo que "tenía" que decir.
-Me gustas.
Las siguientes dos semanas fueron... especiales. Me levantaba cerca de las 7 de la mañana, no porque no estuviera cansado o no tuviera sueño, si no porque queria aprovechar cada momento en ese lugar. Bajaba y me preparaba un café. Me arropaba en el sillon y escuchaba la lluvia o el viento. A las ocho en punto mí tía bajaba a preparar el desayuno. Cinco minutos despues aparecía en el living la Valentina envuelta en una bata un poco avejentada. Los primeros días intente ayudar para hacer el desayuno, pero las dos me hecharon de la cocina. "Costumbre de campo" pensé. A las ocho y media estabamos sentados tomando un cafe con leche [mi tía tomaba mate],pan amasado con mantequilla y mermelada. A las nueve, luego de conversar un poco mi tía se levantaba, la Valentina la seguía a la cocina con las tazas y los platos. A las nueve un cuarto mi tía empezaba a limpiar, barrer, lavar y cocinar. Los primeros días la Valentina ayudaba a su tía con los quehaceres de forma normal. Pero un día mi tía le dijo que me hiciera compañía, que ella estaba vieja pero que no era inutil. Así que desde ese momento, todos los días, lloviera o no saliamos a caminar por el bosque o por las praderas del terreno de mi tía. Nos sentabamos a conversar. Yo le contaba como era Santiago, lo grande que eran algunos edificios y la cantidad de gente que habia. Ella no lograba imaginarselos, todos apretados, enojados, enfermos a causa del smog. Ella prefería vivir ahí, en el campo, tranquila sin que nadie la molestara, ni la empujara. Realmente yo tambien prefería eso.
Durante esas conversaciones que frecuentemente se alargaban durante horas, logre conocer un poco más de la Valentina. Había nacido Valdivia y jamás había ido a otra ciudad, ni tampoco le interesaba. Desde la muerte de su madre quedó a cargo de su abuela. Su padre nunca la reconocio ni se hizo cargo de ella. Iba a estudiar a un liceo que quedaba en la ciudad, su tía se lo pagaba con el dinero de la jubilacion, pero la Valentina trabajaba en local de un tío que quedaba en la ciudad durante las vacaciones y con este dinero ayudaba a su tía. Yo la observaba hablar, con sus cabellos sueltos, con sus ojos perdidos intentanto recordar algunas cosas para contarme.
-¿Por qué me miras tanto?
-Porque eres linda- ella solo sonreía y seguía hablando. Sentada, apoyada contra un árbol, caminando, sentada en la mesa almorzando, sentada frente a la ventana, acostada en su cama, de cualquier forma ella era preciosa y cada día que pasaba sentía que esto iba en aumento, que esta sencacion de en contrarla hermosa aumentaba, iba sintiendo que la quería. ¿Pero como era posible? Acababa de conocerla. De hecho, aun no la conocía tanto. Teníamos algunas cosas en común, otras no, nada muy diferente con el resto de las personas. Con la Fran era diferente, nos gustaban los mismo grupos, las mismas comidas, los mismos lugares. Pero con la Vale no era así. De hecho me molestaba tener que explicarle algunas cosas. Lo unico en comun que teniamos era la edad y el dia en que habíamos nacido. Ella un 26 de abril yo un 26 de septiembre. Pero a pesar de todo me gustaba. Su risa, su manera de mirar, de mirarme, de abrazarme, de besarme en la mejilla, de decirme buenas noches... ¿acaso el gustaba tambien a ella? y si así era ¿por qué? no me encontraba nada muy especial. ¿o acaso ella era así con todos? No, la tía había dicho que ella era vergonzosa. Enronces si sentía algo por mi. Pero ¿qué cosa? ¿le atraía? ¿le gustaba? ¿o simplemente le caía bien? Mi cabeza iba a mil por hora. Estuve días pensando, dandole vuelta al asunto ¿le pregunto? o ¿mejor me callo? No sabía como iba a reaccionar.
Un día, un viernes, fuimos a caminar como de costumbre. Fuimos al bosque, creo que ella quería ir allá. Hacía frío; ella iba con una falda escocesa muy linda, me gustaba mucho, con un chaleco verde y una bufanda del mismo color. Ibamos de la mano. Eso tambien me confundia. Siempre me tomaba de la mano. ¿Era normal para ella hacer eso con sus "primos"? Nos sentamos en un árbol, nuestro árbol. Ninguno de los dos dijo algo. El viento soplaba, sus mejillas estaba rojas, mi nariz tambien. La imagen de la Fran se me vino a la cabeza, la odie por aparecer en ese momento, en un momento en que no estaba invitada, en un momento en que no era de ella. No había pensando en ella en días y justo ahora, justo ahora que sentía que sentarse en ese arbol ese día a esa hora era diferente.
-¿Te pasa algo?- me pregunto de golpe. Mi mente no trabajo mucho la respuesta, no penso en lo que "tenía" que decir.
-Me gustas.
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