-Es que… te cagué-
Esa frase, como mierda te destroza el alma, esa pausa que se hace eterna se transforma de pronto en un vertiginoso viaje al pasado recordando los bellos momentos, esos que pensaba repetir con la Francisca el resto de mi vida.
-¿Qué?
-Ehhh… eso- su mirada fija en el suelo, y yo frente a ella sin saber que decirle, que hacer, que creer.
-¿Me estai huebiando?
-No Miguel… es la verdad, fue ese día…
-¡No! No tengo ninguna ganas de saber cuando fue… solo…solo dime con quien y si lo conozco.
-Fue con un compañero, pero te juro que no lo quiero, ¡si yo te amo! Tu lo sabi, por favor perdóname, no se lo que me pasó… ¡pero no te vallai!
Pero no te vallai… ¿y más encima quería que me quedará? En silencio comencé a caminar hacia el paradero alejándome de la casa de la Fran. Iban a ser las once de la noche y tenía que tomar un colectivo o micro o lo que fuese que me alejara de ella. No quiero verla, ni sentirla ni recordarla… ¡PUTA! Sentí su mano en mí brazo, me detuve y la miré.
-¡¿Qué chucha querí?!- apenas podía hablar de la pena que tenía. Me miró llorando, me dijo algo que no entendí así que me solté sin decirle nada, había llegado a la esquina, hice parar la primera huebada que apareció y me subí. Tres cuadras más allá me tuve que bajar porque no era la micro que me servía. Aproveché para caminar, tomar aire. Hacía frío, llevaba las manos dentro de los bolsillos de mi chaqueta, pero las manos no se me calentaban, ni las orejas, ni los labios, ni mi alma. Todo era frío, solitario. La sensación de vacío era enorme, la rabia y la pena estaban tan mezcladas que no sabía que sentía en ese momento. Me senté en la vereda y puse mi cabeza entre las manos.
-Puta, puta, puta, puta- repetí una y otra vez. ¿Cómo mierda me pudo hacer algo así? ¿Cómo mierda pudo echar a la basura tras años de relación? ¡TRES AÑOS! Lloré de pena y de rabia.
Cerca de la una llegue a mi casa y ahí estaban mis viejos, sentados en el sillón viendo tele y tomando vino. Esperaba que no estuviesen ahí, evitar las putas preguntas de “¿Cómo te fue?” o ¿“Como esta la Fran”?... me quedaba decirle la verdad o mentirles.
Les decía “Me fue como la mierda porque la Fran me puso los cuernos con un huebón que ni siquiera esta enganchada de él” o sonreírle y decirles “Bien, súper bien. Los pasamos la raja en la fiesta y la fue a dejar a la casa y después me vine para acá”. Opté por la mentira y les dije que estaba chato y que me quería acostar. Estuve hasta las ocho de la mañana despierto, pensando en todas las cosas que hicimos juntos y que se fueron a la mierda…